Miguel González, originario de Bluefields, Nicaragua, es profesor en el programa de Estudios de Desarrollo Internacional en la Universidad de York, Toronto, Canadá. En nuestra conversación, discutimos el contexto de las próximas elecciones regionales en la Costa Caribe, donde el FSLN busca mantener una posición dominante sobre los partidos autónomos. También exploramos la relevancia del Estatuto de Autonomía, que cumple 37 años desde su firma, y analizamos el histórico problema del derecho a la tierra y la propiedad colectiva en las comunidades indígenas y afrodescendientes.

Urnas Abiertas: El próximo 3 de marzo van a suceder las próximas elecciones regionales y esta es la primera vez que en la boleta electoral ninguna casilla está encabezada por un partido originario de la Costa Caribe. ¿Qué podes comentarnos sobre esta cooptación del proceso electoral?

Miguel González: A mí me parece que es muy desafortunado que no haya ninguna organización política costeña que encabece las opciones electorales. Esto no es fortuito. En la Costa Caribe siempre ha habido un predominio de los partidos políticos nacionales en la vida de la política costeña, por lo tanto yo veo esto como la culminación de un proceso que ya  había empezado a finales de la década de los 90. En los terceros Consejos Regionales ya se pudo ver que era prácticamente una política de Estado darle preeminencia a los partidos políticos nacionales sobre las expresiones políticas costeñas.  Es novedoso tal vez en esta ocasión que ya llegamos a un límite, no hay ningún partido costeño en la boleta y están aliados con los partidos nacionales. No sé si la palabra aliado, esto es darle todavía mucho peso. Yo más bien diría que parece que van ahí en la carreta, en una posición de subordinación.

Urnas Abiertas: Si el Frente Sandinista logra cooptar todos los cargos que constituyen estos gobiernos regionales, ¿podemos afirmar que tienen el control total de todo el territorio nicaragüense?

Miguel González: En las últimas elecciones municipales el Frente se proclamó vencedor en todas las alcaldías. Yo creo que en los Consejos Regionales vamos a ver la continuación de una tendencia de un control hegemónico por parte del Frente Sandinista, yo uso la palabra hegemónico para no decir que es total, porque en las últimas elecciones  habían todavía representaciones de Yatama, habían representaciones del PLC. Ahora a Yatama se le ha cancelado su personalidad jurídica y ha sido sacado de la contienda electoral. El PLC va a participar y no sé qué otra organización o Partido Nacional pero yo lo que creo es que el Frente en cada Consejo Regional al menos va a proclamar el 94% o  95%, va a dejar algunos espacios por ahí, para el PLC y quizás alguno que otro partido, pero yo no veo grandes sorpresas acá. 

Yo creo que decir o adelantarse a un resultado tan específico como un control pleno de los Consejos Regionales por parte del Frente sería muy aventurado. Yo pienso que todavía alguna gente que es de las bases más tradicionales del PLC, en las zonas rurales, zonas de mayoría tal vez mestiza en la Costa, algunos espacios urbanos en donde el PLC ha ganado en otras elecciones, quizás va a lograr elegir uno que otro candidato. Pero yo creo que no será más del 5% de los cargos de representación, puede que me vaya a equivocar pero yo te digo esto basado en las tendencias de elección que he podido ver desde que el Frente llegó al poder. En la segunda administración de Ortega se ha visto claramente esa sagacidad que ha tenido el Frente y ese control que ha empujado, de cooptar todas las posiciones de la mayoría de los dos Consejos Regionales autónomos en el norte y en el sur, entonces esa tendencia me parece a mí que va a continuar.

Urnas Abiertas: Se cumplen 37 años de la aprobación del Estatuto de Autonomía, ¿cuáles eran las aspiraciones en ese entonces?

Miguel González: Es clave que los ciudadanos nicaragüenses nos pongamos a reflexionar sobre qué es lo que se ha logrado obtener con la  aprobación del Estatuto de Autonomía, ¿qué ha pasado en estos 37 años? Al momento en que se aprobó una gran expectativa costeña que había era la paz, era terminar el conflicto armado. Entonces hay que decirlo, que eso fue un resultado. Aunque ya habían iniciado procesos de paz con algunos líderes guerrilleros del movimiento indígena, en Yulu en 1986. En 1985 también ya había un ambiente de diálogo, de discusión, la convicción de que en la Costa el Frente Sandinista no iba a poder ganar una guerra y que era necesario recuperar la senda del diálogo y la senda de la paz. 

Entonces lo que hay es un acuerdo negociado y después una aprobación del Estatuto de Autonomía que recoge una serie de derechos a la tierra ancestral, derecho a la lengua, derecho a la administración de los recursos naturales y derechos de representación política en los órganos de elección regional. Lo que había ahí al inicio era una gran voluntad de paz y de reconciliación, de unidad de la familia costeña, que había sido forzada a una guerra que nadie deseaba.

¿Qué es lo que uno puede decir que se ha logrado? Bueno, la verdad  al final del día no es un balance muy positivo. A pesar de que los Consejos Regionales van a una novena edición, hay mucho desencanto de la capacidad que han tenido estos Consejos para realmente ponerse al frente de los desafíos de desarrollo en la Costa, de las grandes mayorías empobrecidas, de la representación minoritaria que tienen pueblos como el rama, garífuna o mayanga en un contexto donde la Costa ha ido cambiando demográficamente de manera muy rápida. Ahora hay una mayoría mestiza migrando hacia la Costa Caribe en las zonas rurales, en las zonas urbanas. Esta composición demográfica exige que haya una mayor protección a estos pueblos minoritarios, pero también a los medios de vida de los cuales dependen estos pueblos, que son la tierra, son los recursos naturales,  son sus economías, entonces en esa parte los Consejos Regionales han dejado mucho que desear. Los Consejos Regionales han sido una caja de resonancia. Aprueban lo que se decide en Managua sin mucha discusión, sin mucho debate, sin mucho diálogo, sin nada de democracia y eso ha dejado en la percepción costeña un gran vacío, un gran desencanto.

Urnas Abiertas: Hubo un avance en la demarcación y titulación de las tierras ancestrales, pero todavía existe una gran deuda y es el saneamiento territorial. ¿Cuáles son los orígenes de este conflicto?

Miguel González: El origen de este conflicto alrededor de la propiedad de la tierra es bastante antiguo. Yo diría que tiene que ver con la creación del Estado de Nicaragua como lo conocemos hoy, históricamente la Costa Caribe fue una región en disputa entre las fuerzas que lideraron el proceso nicaragüense de la Independencia y por otro lado la presencia de potencias extranjeras en la Costa Caribe: Inglaterra y Estados Unidos. Entonces el avance o la incorporación del Estado nicaragüense hacia la Costa Caribe es un proceso tardío. Tienen que reclamar una independencia, casi que deponer a unas autoridades… en 1894 depusieron a las autoridades de una reserva miskita que había sido creada con auspicio del Gobierno de Inglaterra. 

Entonces desde la Costa Caribe siempre hubo una demanda sobre el control territorial, especialmente en las áreas donde ancestralmente los pueblos indígenas habían habitado y habitan hoy día, el pueblo miskito, el pueblo mayangna, el pueblo rama, sus territorios originales donde ellos  vivían históricamente. Cuando se da esa incorporación de la Moskitia en 1894, el Estado pretende reclamar  este territorio como si fuera estatal-público y entonces los líderes de estos pueblos plantearon que en la Costa Caribe no habían tierras nacionales, que son tierras colectivas de los pueblos originarios, pero por la misma historia de colonización después de la ocupación de la Moskitia se fue ampliando la población mestiza no-indígena y ocuparon muchas tierras.

Cuando el movimiento revolucionario depone al dictador Somoza, los pueblos costeños casi que su principal demanda son los derechos de propiedad colectiva a la tierra. Es una de las primeras demandas que se articularon, eso le ha creado históricamente al Estado nicaragüense mucha suspicacia, porque siempre han percibido por racismo, por ignorancia, por discriminación, de que estas amplias áreas de tierra pudieran ser demasiado para reconocerle a los pueblos de la Costa Caribe. Estos son reclamos legítimos. El Estado necesita dar una respuesta de profundidad estratégica a esta demanda, por lo que se aprobó la Ley 445, que es la Ley de Demarcación Territorial.  Se empezó a aplicar en el 2005 y después de que el Frente en la segunda administración empezó con su proceso de Gobierno, se avanzó muchísimo más en demarcar e identificar los territorios de la Costa Caribe, indígenas y afro. Es un avance importante, porque estamos hablando de que alrededor del 33% del territorio nacional va bajo un modelo de propiedad colectiva.

Sin embargo, eso también  creó un efecto no anticipado, que fue una gran presión sobre esas tierras de parte de colonos que ocupan la tierra indígena, algunos por medios violentos, otros a través de transacciones que son ilegales, otros ayudados por las instituciones públicas que se hacen de la vista gorda. Son pueblos que fueron dejados con sus propios medios para defenderse o enfrentar esta situación muy delicada. Y no es un secreto que  han habido actos violentos, muertes, asesinatos, desplazamientos forzados. Ha sido el origen de denuncias de los pueblos indígenas que están sufriendo esto en carne propia día a día, también de organismos internacionales que están denunciando. Entonces por un lado es positivo que se avanzó en demarcar, pero muy negativo que no se avanzó a la parte final que es la parte de saneamiento, la quinta etapa de la Ley de Demarcación que permitiría que el Estado mediara, que interviniera, que contribuyera a que estos pueblos puedan afirmar sus derechos tal como lo establece la Ley 445 y el Estatuto de Autonomía.

Urnas Abiertas: ¿Cuál es el modelo de desarrollo que actualmente existe en la Costa Caribe?

Miguel González:  Cuando el Frente Sandinista llegó al poder en el 2007 se alió con Yatama para diseñar un modelo de plan de desarrollo hacia la Costa Caribe. Yatama en ese momento tenía claramente una visión de que se respetara la Ley 445, que se marcara nuestro territorio, que se creara  por ejemplo un Plan de Recuperación Productiva del Río Coco; como una forma de reparación histórica por los eventos que se dieron a inicio de los 80, la Navidad roja, ataques violentos contra comunidades que fueron desplazadas, que perdieron sus medios de vida, entre otras cosas. Había una visión -yo diría en aquel momento- de responsabilidad compartida, de un modelo de desarrollo que reflejara temas centrales a la vida de la autonomía y  las demandas históricas de los pueblos de la Costa Caribe.

Pero lo que pasó después fue que el Frente se empezó a separar de esta visión,  y empezó a empujar una visión yo diría más culturalista en su relación hacia la Costa Caribe.  Por un lado culturalista porque se promueve una visión de la Costa en toda su riqueza cultural, lo cual en sí mismo no es negativo porque la Costa hace una contribución muy valiosa a la vida cultural nicaragüense, por su diversidad histórica, lingüística, cultural, religiosa. El Frente ha estado también diciendo que está restituyendo derechos, pero uno puede entrar en detalle y escrutinizar, ver exactamente qué significa esta expresión de restitución de derechos, pero ahí no encontramos más que la celebración cultural de la sociedad costeña. Cuando los pueblos costeños hablan de restitución de derechos o demandas autonómicas se refieren a la propiedad a la tierra, la protección de los recursos, los beneficios de la explotación de los recursos para las distintas generaciones, la protección hacia el futuro de estos recursos, la participación política plena, la vida democrática, el respeto a las leyes, a las lenguas, todo lo que dice el estatuto. 

Pero uno ve que actualmente el tema de “restitución de derechos” es simplemente la celebración folclorista de la Costa Caribe. Entonces el modelo económico extractivo aparece casi opacado por la visión culturalista. La visión culturalista es lo que se celebra así abiertamente y la visión del modelo extractivo es muy sigilosa. Se  avanza a través de negociaciones del Gobierno con empresas transnacionales. Para el Gobierno actual lo que yo puedo interpretar es que se trata de integrar económicamente a la Costa Caribe a un modelo extractivista globalizado, integrar culturalmente, celebrar esa riqueza cultural artística de la Costa Caribe, pero subordinar al mismo tiempo las expresiones políticas propias y la voz costeña propia.  Eso me parece que es lo más visible  y la agenda de fondo que acompaña a la relación del Estado nicaragüense actual con respecto a la Costa Caribe.

Urnas Abiertas: ¿Qué tanto está en agenda el tema de la Costa Caribe en el plano internacional?

Miguel González: Yo creo que hay dos o tres cosas que llaman la atención en círculos más allá de Centroamérica, en espacios por ejemplo del Consejo de Derechos Humanos de la ONU o el Foro permanente de pueblos  indígenas de Naciones Unidas, yo creo que la Costa Caribe  está en el mapa, está en los ambientes de discusión. No ignoran que hay persecución a dirigentes, a comunidades que se han violentado, los derechos a la tierra y la protección de la vida. Son temas que ocupan el interés, el Consejo de Derechos de Derechos Humanos de la ONU lo incluye en sus reportes anuales. Hay preocupación, hay monitoreo, ese tema se conoce y hay conciencia de la gravedad. El otro tema que me parece a mí también que llama la atención es el tema del financiamiento hacia proyectos de cambio climático, de mitigación de cambio climático, de protección de la naturaleza. Por ejemplo, el Gobierno de Nicaragua ha estado haciendo un lobby muy intenso para obtener recursos del Proyecto BioClima, un proyecto aprobado en el año 2020, pero que está temporalmente suspendido por la falta de una consulta libre, previa e informada. También porque podría causar daños irreparables al ambiente y a los derechos de los pueblos indígenas. 

Entiendo que le dieron un tiempo razonable al Gobierno para que enmendara esta situación, pero esto llegó ya hasta hasta el Fondo Verde del Clima, que es el mecanismo multilateral más importante del planeta para este tipo de proyectos de financiamiento verde, que buscan asegurar de que se pueda conservar el ambiente y que los derechos de las comunidades que son inmediatamente afectadas sean protegidos. Ahí hay un proceso de información, de seguimiento, hay que tener mucho cuidado. 

Hay mayor entendimiento de que pueblos indígenas y afrodescendientes del Caribe centroamericano comparten muchos temas en común, comparten áreas que son de uso ancestral, que son transfronterizas, por ejemplo entre el pueblo miskito de Honduras y Nicaragua o el pueblo creole de Nicaragua con el archipiélago de San Andrés, o en los pueblos mayas en Belice y Guatemala. Hay conciencia de que estos pueblos no solamente tienen unidades que trascienden las fronteras nacionales, tienen demandas comunes de participación política, de protección de sus derechos y también enfrentan dinámicas que son fundamentales, por ejemplo, el tema del crimen organizado que ha interrumpido la vida y la unidad de estas comunidades. Entonces hay una lista compartida de temas comunes.

Urnas Abiertas: ¿Cuál es la importancia de estas elecciones para el país entero y no solo para la Costa Caribe cómo podemos hacerle a la gente que entienda que igual le afecta a esto?

Miguel González: Son importantes las elecciones regionales porque es una prueba para el Frente Sandinista si realmente  tiene voluntad democrática. Yo creo que es una pregunta que nos hacemos algunos, muchos creerán o pensarán que estas elecciones no habrán sorpresas…Yo soy uno de los que piensan que no, no habrán sorpresas, que se va a demostrar la falta de principios democráticos del Frente Sandinista. Pero no dejan de ser una expresión de una oportunidad para mucha gente que no está conforme con el estado de cosas, sea anulando su voto, sea expresando su apoyo político a una organización.

Lo más complicado de esto es que se han suprimido expresiones propias autonómicas costeñas, pero la importancia radica en que es parte de una demanda histórica para tener presencia  en los destinos de la Costa, pero también del país, tiene una importancia histórica. Recordemos también que Nicaragua tiene unos grandes desafíos democráticos, que está gobernada por un régimen dictatorial y que esto va a limitar mucho en la participación política en libertad y en democracia, entonces no hay que olvidar, que ese es un condicionamiento de la vida autonómica. Eso limita mucho las expresiones políticas propias.  La Costa Caribe ha venido luchando mucho por poder participar en espacios de igualdad en los destinos del país y en ese contexto las elecciones si bien van a desencantar a mucho o ya está desencantada mucha gente, es uno de los pocos espacios que tenemos todavía para expresar una voz.